viernes, 1 de abril de 2011

La Flama de sol y la Luz de luna

Hace mucho tiempo una flama del sol cayó a la Tierra cerca de un lago. Al despertar, cual no sería su desconcierto al darse cuenta que tenía pies y brazos. Al acercarse gateando a la orilla del lago para ver su reflejo, ahogo un grito de sorpresa al darse cuenta de que ahora tenia aspecto humano. Ahora era una mujer, de tez trigueña y cabello largo y dorado con las puntas rojas, sus ojos centelleaban fuego rojo revelando su verdadera naturaleza. Pero aparte de eso era un ser humano con todo lo que implicaba eso.
 
Al mismo tiempo al otro lado del mundo, allí donde en ese momento era noche, una luz de luna cayo a la tierra. Al abrir los ojos pudo ver en el cielo a su madre plateada y al incorporarse se dio cuenta que era humana. Busco algún reflejo y allí en un lago cercano que estaba iluminado por su madre, pudo verse. Su piel era pálida y sus ojos celestes y su cabello plateado revelaba su verdadera esencia. Era una mujer humana. Sin embargo a diferencia de la flama de sol no se sorprendió solo suspiro aceptando su nueva situación.

La flama por su parte hacia sus primeros intentos por ponerse de pie, y cual niña de cuna se tambaleo al dar sus primeros pasos. Cuando por fin pudo hacerlo estallo en carcajadas animada y sonriente por su logro. Era un volcán de energía, de emociones y sentimientos explosivos, quería experimentar quería hablar, quería descargar en algún lado todos esos sentimientos que ahora como humana podía experimentar. Y es que en medio de esa multitud de emociones y sentimientos sentia que algo le hacia falta y trataba de encontrarlo y se desesperaba por no hacerlo. En esto estaba cuando pudo ver a lo lejos un campo de flores y deseosa de poder tomarlas entre sus nuevas manos se acerco. Pero al momento de tocarlas estas se marchitaron, sin poder resistir el calor que la flama expelía. Y es que aun cuando su apariencia era humana, seguía siendo una flama, que quemaba a todo al que tocara.

Por su parte la luz de luna aprendía a caminar con toda la calma del mundo. No sabia como expresar esas emociones que ahora sentía asi que simplemente prefirió guardarlas para ella. Como su madre la luna, la luz era tranquila, serena y centrada. Con cuidado y calculo  dio sus primeros pasos y una leve sonrisa de satisfacción apareció en sus labios cuando por fin pudo lograrlo. Por un momento sintió un vacío en su interior y pensando que era eso que los humanos llamaban sed, decidió que debía satisfacerlo de la misma manera que esos seres que siempre veía desde lo alto. Acercándose con un toque de elegancia se inclino a beber del agua del lago pero al instante en que sus blancas manos tocaron la superficie, el lago se congeló completamente. Después de todo era hija de la luna, no tenia calor propio y sus manos no entibiaban sino que congelaban todo lo que estaba a su alrededor para trasformarlo en el mismo blanco puro que su madre.

Así fue como la  flama y la luz llegaron a la Tierra como humanas, pero lejos de convivir con los humanos, mezclándose entre ellos, debido a sus naturalezas se mantuvieron aisladas de todo el mundo, para no lastimar a nadie.  Eran completamente opuestas y sin embargo tan iguales.

            Un día la luz  de luna se encontraba mirando  a su madre en el cielo preguntándose como  poder regresar con ella cuando se le ocurrió mirar una vez mas su reflejo  en el lago, quizás pudiera volver a través del reflejo de su madre en el agua o por lo menos, se sentiría mas cerca de ella de esa forma. Con delicadeza se inclino una vez mas, de la misma forma como aquella ocasión que descubrió que sus manos tornaban en blanco y puro hielo todo lo que tocaba.
            Al mismo tiempo la flama, se le ocurrió que talvez si se mojaba ya no quemaría tanto y asi podria llegar a tocar a las personas sin volverlas cenizas como era su mayor miedo despues de ver lo que le habia pasado a las flores que toco la primera vez, así que se acerco al lago dispuesta a zambullirse en el.
            Pero su sorpresa fue mayúscula al ver en el reflejo del lago, no a ella misma como debía de ser, sino a una mujer de piel blanca, cabello plateado y ojos celestinos mirándola con la misma sorpresa que ella. Y cual no seria el desconcierto de la luz al ver en el reflejo del agua no a ella misma como debía de ser sino a una mujer de piel trigueña, cabello dorado con las puntas rojizas y ojos que mas parecían llamas que pupilas.
            -OO creo que ya me afecto mi propio calor estoy viendo alucinaciones…-susurró algo desanimada la flama llevándose una mano a la frente mientras se sentaba en el pasto, provocando que este se secara al contacto.
            -No creo que sea una alucinación sabes?-respondio la luz pensativa, asimilando la situación con asombrosa facilidad.
            -OOU aaahh hablas…o.oU..!!-exclamó la flama mirando de cerca el reflejo de esa mujer en el lago como si fuera un fantasma.
            - Si y tu gritas y no digo nada en contra de eso..-respondió la luz suspirando y dejando entrever una leve sonrisa por la reacción de aquel reflejo.
            Desde ese momento las dos chicas empezaron a conversar continuamente, se veían todos los días y compartían sus miedos y dudas sobre ese mundo que era nuevo y prácticamente intocable para ambas. Asi se enteraron de la naturaleza opuesta a la propia de la otra pero a pesar de eso se complementaban perfectamente. Una era la emoción y el sentimiento y la otra era la serenidad y la razón. Poco a poco y sin darse cuenta el vacío en sus vidas se fue llenando y ya no se sentía tan solas en este mundo al que cayeron aun sin saber porque. Pasaron los años y seguían conversando y poco a poco la gelida perfeccion de la luz se fue tornando un poco mas calida. Ya no congelaba todo lo que tocaba de ese hielo inmaculado que no aceptaba la imperfección. Lo mismo pasaba con la flama. Poco a poco su descontrolada multitud  de emociones se iban tornando mas serenas y calmas y ya no quemaba todo lo que tocaba.
            Un dia las dos tomaron una decisión. Se querían ver en persona y no solo a través del reflejo de aquellos lagos que tenían una especial conexión. Ya se podían mezclar entre los humanos, sus naturalezas se habían entremezclado en un punto en equilibrio en que se podía decir que las dos ya eran completamente humanas asi que no había problema. Se despidieron con la promesa de volverse a ver y cada una tomo rumbo esperando encontrar en la direccion opuesta a su otra mitad.
            Y asi paso. Y se dicen que esa flama y esa luz viven entre los humanos, caminando, recorriendo y buscando incansables a la otra, sin rendirse, guiadas por la esperanza de aquella promesa de volverse a ver.

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