domingo, 9 de octubre de 2011

Monotonia

Una vez mas sali de mi casa  y vi todo igual. La misma calle, las misma vieja acera con grietas por donde se cola el agua en los días lluviosos, las mismas flores que están en los pórticos de las mismas casas de siempre, alojando a los mismos vecinos que peleaban entre ellos como siempre. Y suspire fastidiada de la uniformidad de la vida. Todos los días los mismo, la misma rutina, el mismo lugar, la misma gente. Y cerré los ojos. Y toda esa monotonía  por un maravilloso segundo desapareció.  Ya no estaba en la misma calle de mi vecindario, estaba en una vereda en el algún bosque perdido. Los gritos de los vecinos eran el dulce canto de las aves, el susurro del viento entre las hojas de enormes arboles, el croar de alguna rana en algún charco escondido. El olor de ciudad ya no estaba, ahora el aire estaba inundado de olor a tierra de hoja, a tierra húmeda, a verde, a vida. El viento caliente ahora era una suave y fresca brisa que refrescaba mi rostro, que hacia ondular mis cabellos. Y sonreí. Ese santuario era solo mio, la gente fastidiada que estaba a mi alrededor resoplando por las vidas llenas de monotonía que llevaban no podían saber que solo mi cuerpo estaba ahí pues mi mente, mi alma, estaba en un lugar donde podía respirar tranquilamente sin que el ajetreo de la vida moderna la alteraran en lo mas mínimo.
                Cuando abri los ojos y regrese a la realidad la sonrisa no se me borro de la cara. A pesar de que nada había cambiado, mis ojos ya lo veían distinto.  En la casa del vecino de la esquina el hijo menor estaba de cumpleaños y se oian las risas  infantiles y la música de fiesta. Detrás del poste de frente habían crecido dientes de león que con la brisa se elevaban las semillas en rumbo de nuevos horizontes y junto a la vereda había crecido flores amarillas que recién estaba floreciendo alegrando el gris de la acera.  En la calle estaba dibujado con tiza un juego para saltar, que la hija de la vecina de al lado dibujo para jugar la tarde anterior. Es verdad, lo había olvidado. Nosotros hacemos la monotonía y la vida aburrida. Solo basta un poco de imaginación para que esta vida sea más colorida y alegre.

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